Ayer domingo 27 de mayo a parte de las elecciones municipales y autonómicas se disputó el Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, quinta prueba del Mundial. Volvió a ganar Fernando Alonso, lo que le permite situarse al frente de la clasificación de pilotos. Pero Alonso es un personaje que gane o pierda no deja a nadie indiferente. Muchos lo idolatran pero otros muchos lo odian, achacándole que es un prepotente y otros halagos similares. Es algo que no se entiende.
España nunca había despuntado en Fórmula 1, y ahora que tenemos todo un campeón y que puede serlo durante mucho tiempo resulta que no nos gusta como persona. Personalmente la F-1 no me decía muchas cosas, pero cuando Alonso empezó a despuntar me enganchó a la tele cada vez que había carrera. Sus salidas imposibles, sus adelantamientos inverosímiles, su pilotaje casi perfecto..., enganchan a cualquiera.
La verdad es que cuando me dicen Fernando Alonso me viene a la cabeza la idea de un gran piloto que puede marcar un antes y un después, no si es simpático o no, si me cae bien o no. Mientras siga pilotando como hasta ahora y siga ganando carreras, fuera de la pista que haga lo que quiera. Como piloto es un fuera de serie y eso no se puede discutir, lo está demostrando carrera tras carrera. Fuera de la pista no discuto que cree enemistades por su manera de ser.
Volviendo a lo que es deporte estrictamente, está demostrando que por encima del coche y de las marcas quiere dejar su sello personal, ser recordado como un gran piloto capaz de ganar con las mejores escuderías, no ser sólo recordado por ganar con una determinada. Resucitó a Renault de la nada y lo devolvió a las portadas de todos los periódicos, consiguiendo dos títulos con esa escudería y el de constructores. Decidió marcharse a Mercedes Mc-Laren y muchos le dijeron que se equivocaba. Ahora el tiempo le está dando la razón. Está devolviendo a la escudería inglesa la hegemonía y el prestigio perdidos. Michael Schumacher consiguió siete mundiales durante su carrera. Alonso lleva dos y apunta al tercero a sus 25 años. Sin duda pasará a la historia y marcará una época en el mundo de la Fórmula 1.
En definitiva este artículo no quería crear polémica ni nada parecido, simplemente hacer una reflexión para separar lo que es puramente deportivo, donde es el número uno, de lo que es vida privada, donde quizá podría mejorar.